miércoles, 21 de junio de 2017

Sin venda - Gabriela Vilardo / Ámbar Violeta - Fito Páez

 Y entonces  echó mano  a su ceremonia, ésa que le hacía tener la sensación de que  un duende con gorro negro  le ajustaría demasiado el pañuelo devenido en venda, como para no soltar amarras y quedar anclada en lo no deseado...esa sensación que no le permitía ver el alrededor tal cual se presentaba y que la conducía hacia  una ecuación matemática imperfecta, e intentó batirse a duelo con sus imágenes.
   Brazos abiertos, cabeza al cielo, para allá, para acá, para adelante, para atrás. Se detenía, se adelantaba, giraba, se agachaba.
    Esa sensación de  forcejear y ver por arriba y por abajo del pañuelo que cubría sus ojos y la extrañeza de no arremeter para aflojarlo lo suficiente y de una vez por todas.
   Por arriba, por abajo, y los vio venir, como siempre,  vestidos de blanco. Duendes con gorros negros  que intentarían ajustar el nudo de esa venda...
   Por arriba, por abajo, por arriba, para arriba, para arriba, la venda en cofia, y la cofia en la cabeza de la nena  que juntaba flores y ellos,  caminando por el costado, por la derecha, por la izquierda, para adelante, para adelante, entre los arbustos del parque del hospicio; tranquilos, como si nada, como si algo, como si todo. Su Caperucita de siempre, adulta a contramano del tiempo y del espacio, hacía ramos.
     Para abajo, para abajo, para abajo… Y la cofia otra vez venda; otra vez, floja. Un alambrado, un agujero. Las siluetas casi desdibujadas. Por arriba, por abajo. Un alambrado, un agujero. Y un camino más largo.
   Sin venda.

Gabriela Vilardo 


No hay comentarios:

Publicar un comentario