Maumy González
miércoles, 14 de diciembre de 2016
Ángel - Maumy González / Chandelier - Sia
Enciende la linterna y el haz de luz ilumina el espacio entre los autos. No hay nadie ahí. Vuelve a escuchar el susurro de los pasos, esta vez detrás de él, y se le eriza la nuca. Sabe que ella, la nena, danza en puntas de pie como cada noche por el estacionamiento. Ha logrado distinguirla bien, el cuerpito embutido en una malla rosa pálido, el cabello casi blanco balanceándose por encima de sus hombros, los labios también rosa, sus dientes diminutos. Algunas veces hasta la ha escuchado reír. No debe tener más de diez años. Nunca le ha podido distinguir los ojos, los adivina, apenas, bajo el flequillo. No termina de comprender por qué se le aparece justo a él y no al otro cuidador, ya le preguntó y el tipo se limitó a decirle que se dejara de inventar estupideces. Gira y la nena se mueve, el susurro avanza hasta un punto a su izquierda. Al principio pensó que era un ángel. Una noche logró acercarse lo suficiente como para tocarla pero se contuvo, el contraste entre sus dedos curtidos y la piel casi transparente de ella lo cohibió. Sin embargo, bastó ese ligero gesto para que la nena lo atacara y casi le sacara los ojos. No fue un ataque real sino una sacudida, como un ventarrón. Logró prever el movimiento y se cubrió la cara con los brazos. Igual lo lastimó, no supo cómo, ni con qué. Ahora se toca la cicatriz sobre el pómulo. Ningún ángel habría hecho eso. Además, la nena no tiene alas. Sabe que lo deja observarla de lejos, incluso presentirla. La noche anterior fue ella quien lo rozó con su mano efímera. Él nunca tuvo hijos pero de tenerlos le habría gustado que fueran así, capaces de defenderse como un gato. Sigue sus movimientos con el oído y apaga la linterna. Hoy no ha escuchado su risa. No importa. Prefiere al menos eso, el susurro de su danza, saber que está ahí. Tiene la sensación de que si llegara a iluminarla de frente la enojaría y prefiere no desafiarla. Tal vez mañana, tal vez la siguiente noche, lo deje mirarla a los ojos.
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