miércoles, 29 de junio de 2016

En tu cabeza - Luciano Doti / Enter Sandman - Metallica

Pablo oye las primeras notas de Enter Sandman y una sensación de satisfacción le recorre todo el cuerpo. Inmediatamente sube el volumen. Hay algo especial en ese tema, y no sólo porque forme parte de la banda de sonido de su adolescencia, tal vez lo que lo hace especial es que le recuerda su infancia, los momentos en que se iba a dormir y cualquier bulto de ropa en la oscuridad se transformaba en un monstruo dispuesto a atacarlo. Un monstruo que otras veces se escondía en el armario o debajo de la cama. Incluso las veces en que no se dejaba ver, él sabía que estaba ahí.
Verónica oye de manera tenue las primeras notas de uno de los temas más conocidos de Metallica y se lleva las manos a la cabeza. Inmediatamente se percata de que el volumen se incrementa. Cree estar volviéndose loca. Aunque resulta muy posible que un vecino suba el volumen al escuchar un tema de su agrado, ella lo atribuye a su mente.
Sandman, el hombre de arena, interesante metáfora para esa sensación de tener arena en los ojos cuando ataca el sueño. Un monstruo que viene de vaya a saber uno dónde, para echarnos arena en los ojos y obligarnos a cerrarlos. A Pablo le habían enseñado que tenía que ser bueno y persignarse para que no lo ataquen monstruos. En Argentina no había ningún Sandman, los monstruos por lo general no tenían nombre, muy pocas veces un Hombre de la Bolsa y no más que eso.
“Se va la luz… entra la noche… toma mi mano… nos vamos a la tierra del nunca jamás”. Verónica oye eso y piensa en Peter Pan y su coro de niños yendo a esa tierra de la cual –como escribió Shakespeare en Hamlet– ningún viajero regresa.  Ese pensamiento la atormenta aún más.
Dicen que la letra original de Enter Sandman trataba más explícitamente el tema de la muerte súbita en los infantes. Hay algo aterrador en todo lo relativo a la noche, al momento de irse a dormir cuando se es niño. Una mitología en la que se mezclan seres sobrenaturales y la invocación de una protección divina.
Para Verónica, la inocente voz del niño recitando su oración es una tortura: “Si muero antes de despertar… le ruego al Señor que se lleve mi alma”.
El tema continúa: “Son sólo las bestias debajo de tu cama… en tu armario… en tu cabeza”.
Por fin termina Enter Sandman. Entonces llega el marido de Verónica y la encuentra hecha un manojo de nervios. Él intenta calmarla y le alcanza un vaso con agua y un ansiolítico. Eso se ha vuelto frecuente entre ellos, desde que eran tres y quedaron dos.
Luciano Doti

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