domingo, 9 de octubre de 2016

La canción más triste del mundo - Marcelo Adrián Sanchez / Going To A Town - Rufus Wainwright

No. De ninguna manera puede ser la canción más triste del mundo. Hay otras. Deceneas y decenas de
canciones más tristes que esta. Infinitas melodías que te atraviesan el alma. Innumerables letras que te
dejan tirado como un trapo viejo. Sin embargo, cada vez que escucho esta canción, siento que las células
del cuerpo se me desparramaran por el piso como bolitas que se caen de un frasco roto. Y ruedan en todas
direcciones. Rebotan contra las patas de la mesa. Golpean contra el zócalo. Se pierden en los rincones más
oscuros de la casa. Y andá a encontrarlas después.
Será, tal vez, la voz de Rufus su principal condimento. Sí, tal vez. La voz de Rufus es triste. Será además la
melodía, envuelta siempre en una inmensa nube melancólica. En fin, de nada estoy seguro, pero cada vez
que la escucho siento que es la canción más triste del mundo. Ahora mismo está de fondo mientras escribo.
Y las bolitas ruedan por todo el piso. Montadas en acordes otoñales de piano. Sacudidas por delicados
golpes de batería. Huyen hacia algún pueblo. Devastado, tal vez. Llevando a cuestas su propia vida.
Dejando atrás este frasco roto. Como la tarde que te fuiste para siempre. Y al abrir la puerta una melodía
entró sin pedir permiso, como esas brisas que se aprovechan de las ventanas abiertas. Vos te ibas y ella
llegaba. No tuve más remedio que escucharla, y sentir en este momento, que era la canción más triste del
mundo.
Marcelo Adrián Sánchez

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