domingo, 2 de octubre de 2016

90125 - Fernando Figueras / Owner Of A Lonely Heart - Yes

En 1984 yo era adolescente, es decir, eterno. Despreocupado por el paso del tiempo, dedicaba mis horas a pasear (pavear, según la mirada adulta) por donde me llevara el camino.
Durante mis paveos (paseos, según la opinión que me importaba) solía entrar en cualquier disquería. Una tarde de caminata escuché un riff que me llamó la atención. Eran cinco toques perfectos. Ya lo había oído en la radio pero no sabía a qué tema pertenecía. Entré en la disquería y me quedé escuchando. Promediando el tema le pregunté al vendedor qué era lo que estaba sonando. “Yes”, me dijo. “Dueño de un corazón solitario”, agregó y me señaló el disco que estaba exhibido. La tapa tenía el nombre de la banda y un número: 90125. “¿Se llama así?”, le pregunté. El tipo dijo que sí con la cabeza y levantó los hombros.
El nombre era horrible, pero como los seres eternos tienen predilección por lo espantoso, quedé fascinado. No quise saber por qué se llamaba así; por aquel entonces me gustaban los enigmas. Simplemente, desde ese momento 90125 se convirtió en mi número fetiche. Comencé a usarlo en cualquier ocasión, sin sentido.
Una mañana, la profesora de Geografía me preguntó no sé qué cosa sobre los vientos alisios. “90125”, le respondí y supe que era un número mágico, porque me saqué un diez.
Lo pronuncié braceando contracorriente; tripulando ascensores detenidos y visitando Terapias Intensivas. Nunca me falló.
Hasta que un día un amigo me contó que se trataba del número de catálogo del disco. ¡Adiós al misterio! Al conocer ese dato, la condición prodigiosa de “90125” dejó de existir. Fue una de las cosas que más me dolió perder. Eso y la sensación de eternidad.
Fernando Figueras

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